domingo, 30 de diciembre de 2012

IX.

Había retornado por la alameda
la tarde se hizo significado
la luz, su luz
presagiaba su muerte.
El camino silencioso y desolado
callaba y abrazaba las sombras.
El viento mecía sus caídas
como bellas palabras,
como melodiosa poesía.
Aquella balada húmeda bajaba,
yo la oía, yo la oía, y al caminar por ellas
vibraban como un triste cielo doliente.
Ay! sombras de oro y ocre que terminan.

Había retornado por la alameda;
dulces berilos son solapados por un manto opaco,
que crece y crece por el horizonte.
Tarde, me digo, tarde camino entre tantos destinos.
Aligeré mi paso
entre las sombras de frondosos esqueléticos,
sombras, sombras de muerte que asoman.
Olfateo las humedades entre lloros silenciosos,
en ésta mar,
en éstos mares de oro tristeza.
Luces emergen de la tierra,
reflejos entre penumbras, que atrapo,
sintiéndome cazador de sombras
en éste otoño de amargura.

1 comentario:

  1. HOLA Ramón...de nuevo aquí leyéndote!! Cuando la noche cae, muere un día más y algo dentro de nosotros con ella.
    Se siente la soledad y la tristeza Ramón.

    Un beso guapo!!!!

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