domingo, 30 de diciembre de 2012

XII.

Ruedan con ímpetu los cantos en esta pequeña cala,
hojas rotas les envuelven abrigando su dureza,
y pese a ello,
terminan golpeando sin piedad mis fríos pies.
El eco de sus verbos penetran en mí,
sospechando que sus golpes son aviso inequívoco
a mis arrogantes y tristes poemas;
palabras escritas desde adentro hacia fuera,
sin ojos de extrañeza,
sin ceja fruncida,
nada he de guardar, me digo, nada.
Como resto de un naufragio
permanezco al vaivén de coléricas olas,
asediando éstas mi cuerpo hasta una segura desintegración,
arenal, seré futuro arenal en la Isla oráculo.
No hay en mí contradictorios sentires,
ni ilusiones fragmentadas,
ni vacilaciones, ni siquiera abandono.
Es el todo necesario para lidiar los próximos horizontes,
siendo entero y no fragmento;
el arenal que hoy soy, será cristal tras un furtivo rayo,
mientras,
el viento me llevará hacia aquello que tanto añoro y deseo,
mientras, tus pasos serán caricias,
mientras, miro al cielo escuchando campanadas,
y no hay dudas, no hay dudas.

1 comentario:

  1. Y a cada golpe de la vida, tú sigues ahí, más fuerte cada vez y al mismo tiempo más sensible, todo entero para continuar hacia adelante siempre, no dejas nada dentro de ti, todo lo muestras y yo...yo te doy las gracias!!!!

    Un abrazo enorme, querido amigo!!!!

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