La Isla tiene algo de oráculo.
Me desarma con sus diálogos diurnos,
me condena, hechizando mis nocturnos.
Yo no hablo, y sus respuestas a modo de acertijo
vuelan extraviadas por mi memoria.
Tengo el rostro cubierto de tiempo, el espejo me lo dijo;
Como un árbol negro emanando humo,
guardando reposo, sabiéndose estéril, caduco.
Las palabras me contemplan extrañadas,
mientras agoniza mi pensamiento.
Tengo el rostro cubierto de tiempo ¡Vano intento! me digo.
A menudo contemplo la penumbra del alba,
viendo un corcel impaciente y dentudo,
sombras, son sombras de almohadas nocturnas.
La Isla tiene algo de oráculo.
Cada día me resucita a la muerte impulsándome el pulso, y vivo.
¿Cuál será su respuesta? a ninguna pregunta, al silencio.
Siento como la vida abre sus fauces para nutrirse
nuevamente de mi existencia, y no pregunto, no pregunto.
Convertido en guardián de ella sin quererlo,
condena mi naturaleza,
sufriendo mi espíritu una venganza que ignoro
por serme ajena, respuestas, solo respuestas a ninguna pregunta.
El tiempo que pasa...la vida!! y nosotros pobres mortales, qué podemos hacer? sino intentar vivirla!!.
ResponderEliminarNo hay repuestas si no las buscas dentro de ti, escúchate!!!
Un enorme abrazo!!!!
ResponderEliminarAbsurda la vida.
pasamos por ella sin entender nada...
Gabon, lagun