martes, 11 de diciembre de 2012

III.

Dormitando en el lago del dos mil ocho
quedaron mis sueños postrados,
despojándome así de la ira, 
temeroso de que brotara el tan temido odio.

De aquel lago surgía y surge el pálido reflejo
de una luna vestida en plata,
luna del recuerdo no olvidado,
plata de las siempre lágrimas mías.
No hay olvido mi pequeña niña, que aún ausente
en mis días, serás presente futuro tanto dure esta existencia mía.
Tal vez algún día, tal vez algún día.

Me despojo por necesidad y no por capricho,
sabedor de hablarte en mis sueños,
de quererte, lo que en la lejanía no te sientes querida,
pensándote siempre en mis sueños.
Tal vez algún día pequeña alma mía, perdones esta ausencia obligada.
¡Qué terrible lanza me asestaron, niña mía!  
Y tú ¿Qué vas a saber pequeño Lustrillo? Tal vez, algún día. 

Dormitando en el lago quedaron mis sueños,
reflejando tu carita en sus aguas, 
tus sueños en los míos, una luna vestida en plata.

5 comentarios:

  1. A veces los recuerdos
    dejan impregnados en el alma
    sentimientos que ni la lejanía
    consigue evitarlos.

    Un beso

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  2. Uf, cuánto dolor Ramón!!
    "No hay olvido mi pequeña niña, que aún ausente
    en mis días, serás presente futuro tanto dure esta existencia mía".

    Siento mucho tu dolor, solo espero que algún día la tengas de nuevo a tu lado, imagino que es más de lo que dices y que solo tú consigues saber el verdadero alcance de tus palabras, te deseo toda la suerte del mundo, amigo mío!!
    Y que por fin puedas ser feliz.
    Un enorme abrazo!!!!!!
    Gracias por compartir tus sentimientos.

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  3. Sentí estos versos tan tristes como realistas, pero con un sabor a nutrición que previamente se ha asimilado.

    Un abrazo, poeta.

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  4. Que poema más bonito, lo he sentido hermoso a pesar de su ausencia física… porque contigo tu linda niña seguirá estando en tus sueños, en tu vida, en ti.
    Estoy segura de que si un día leyera este poema se sentiría muy bien al comprobar que en ti hay para ella mucho amor y nada de olvido ni odio.

    Besitos.

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  5. Me gusta estar aquí, leer, este poema con estas sensaciones tan intensas, me llegaron al corazón.
    Digo llegaron porque me fuí sin comentar... no pude.
    Tú verás Ramón, cuando ya no sueñes, cuando no lo esperes, entonces llegará la realidad, la bella, con mil estrellas y una luna al anochecer, y al despertar volverás a vivir, a sentir esa magia tan hermosa,
    que quizá nunca soñaste.

    Besos y cariño.

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