domingo, 30 de diciembre de 2012

XI.

Tiene este Otoño
un desgarrador poema vagando por el aire
vaga como un tesoro encendido,
etéreos versos del que fuera un fuego amante...
Tiene este Otoño
una poesía errante, con un principio y fin
-el fin o final- solo sé, que vaga a golpe de destino.

Llegué a la Isla sin saber muy bien como,
entre reminiscencias y presentes que me parecían ajenos,
dónde innumerables caprichos desbordaron siendo losa,
cubriendo el fervor apasionado de joven poeta.
Aquél que fuera, caminante erguido,
consciente, lúcido, de certeza juvenil, en definitiva, vivo.

Nadie es eterno, lo sé, lo sé;
Nadie mantiene con seguridad un horario, ni labor;
Nadie enjaula el canto o trino -al alba-
de un tierno y cálido beso;
Nada hay más gélido que un forzado manto estrellado.
Y lo que es peor, todo sin Nada, es Nadie.
Hasta hoy no me dí cuenta,
no me percaté de ésta visión certera.

El bosque rodea la Isla salvo por un pequeño sendero
terminando éste en la orilla, he de trazar un puente, lo sé, lo sé;
Tan solo espero ser camino y caminante.

1 comentario:

  1. Ya sabes Ramón que el camino se hace andando, que eres tú quién camina y quién debe elegir hacia dónde, tú guías tus pasos.
    Y vas escribiendo en la página de tu vida, poemas hechos a fuego, fuego de ti interior.

    UN CÁLIDO BESO!!!!

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