martes, 25 de diciembre de 2012

XVI.

Se consumía dos mil once con la misma monotonía de años anteriores, como en las cuatro décadas y media pasadas. Desde mi juventud noté la diferencia sustancial a la hora de celebrar ciertas fechas, en dónde la reunión familiar era o debería ser la base, todo parecía perfecto, cena, brindis, villancicos...y demás actuaciones típicas. Nunca sentí la verdad del momento, el afecto verdadero, todo bajo mi punto de vista era fingido, un trámite más. Obviamente del resto del año mejor ni hablar.

Si algo nos demuestra el paso del tiempo, la vida, es que por muy tempestuosa existencia que uno halla vivido y viva, dentro de uno mismo perdura un profundo sentimiento de querer rodearse de algo hermoso, del sentir su pureza. No hablo de hermosura física, ni de la estética que existe en el adorno superficial del todo que nos rodea y con lo que muchos sueñan. Hablo de la pureza que hay en un diálogo, sintiendo la presencia de ambos interlocutores, sus ojos al decirse, su boca al comunicarse. En definitiva, estar y sentirse presente.

No culparé a nadie, puesto que puede que sea yo el que así lo sienta y viva. Desde siempre y en toda mi existencia la pasión a sido y es, visceral, y esto implica convivir con la decepción, caminar en un continuo contracorriente, siendo mucho el tiempo perdido en reparar el velamen tras las tormentas. Es por este motivo que siento que camino por senderos dormidos, donde las palabras exhalan suspiros apagados y lo único que arde a conciencia son los ojos. 

Alejaron o alejé de mí la calma,
agregué yo la noche y el viento, 
y mientras, despertaban en la Isla solitarios peñascos 
tan altos como un te quiero,
danzan en melodía y en la superficialidad del lago
campanadas lejanas y taciturnas.

4 comentarios:

  1. Mi querido Ramón!!!!!
    Vengo de comentarte tu anterior entrada y ahora al leerte de nuevo, se me vuelve a hacer un nudo en la garganta, ¿qué tienes tú viejo amigo, que me emocionas así de esta manera?.
    Creo que tienes razón, ese afecto verdadero a veces no lo encontramos, por mucha gente, por muchos brindis ni por muchas sonrisas de apariencia, de falsas palmaditas que nos den, cuando con el paso de los años, te das cuenta que muchas de esas situaciones son solo por aparentar y lo que realmente quieres y necesitas no lo encuentras en esas personas.
    Esa pureza, esa belleza de la que hablas, sin embargo yo la encuentro en ti, en tu forma de escribir, en lo que cuentas, no sé...pero te digo, amigo mío, que existe, de verdad, que tú lo has vivido en alguna ocasión y estoy segura que a día de hoy, encuentras ese sentimiento de cariño y apoyo y unos ojos que te hablan, que se comunican con verdadero afecto.

    Me tienes tras tus huellas, si miras hacia atrás seguro que me verás escondida en alguna esquina, recogiendo las palabras que lanzas a tu paso.
    Un beso, dos...y voy contando los segundos para el próximo encuentro!!!! ;)

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    1. Hola estrella, vengo de leerte ambos comentarios, y me entristece tanto como me alegro; Es triste ver una sola lágrima, sea de quién sea -a no ser que sea de risa- y dadas mis entradas intuyo a no ser que seas inmune, son de tristeza. No voy a entrar en lo que trato de alejar, y me encantan tus lágrimas por ser, ¿entiendes lo que digo? pero no olvides que juega con ventaja.


      Por cierto, gracias por sacarme una carcajada (por lo del cuello enrollado en tus brazos) es simpático y muy tierno.....De ahora y hasta que esté, sentiré mi cuello rodeado de flores y azahares (esto no es tan floral) jajajaja. Gracias estrella no dejes de brillar nunca.

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